Función Materna                                      por Valeria Quiroga                                                                   01.03.2014 18:38

Es menester diferenciar los términos función materna y cuidados maternos. Se entiende por función al rol ejercido por la mujer deseante de ser madre y que no está en relación solo con los progenitores sino con el que ejerce ese rol con amor, ternura, devoción y sería el que guía, educa y protege a su hijo de los peligros que puedan atentar contra su vida ya sea biótica, psíquica y socialmente. Se podría postular que la función materna es a lo psíquico como el cuidado materno es a lo biótico. Por otro lado, la referencia a función alude al lugar que ocupa ese niño en el deseo de la madre, es decir, cómo fue esperado el hijo, si fue pensado o solo "vino por sorpresa", si la madre puede compartir el deseo del hijo junto con su pareja o es una madre que no cuenta con su apoyo, ya sea por muerte, separación, o como ocurre en algunos casos, que el padre se encuentra lejos y solo es sustento económico (Levin, 2012, Octubre).

Sin embargo, no toda mujer tiene deseo de ser madre, con lo cual se infiere que dicha mujer no estaría preparada para ejercer la función materna, pero sí quizás ofrecer cuidados maternos. Los cuidados podrían ofrecerse siempre, a diferencia de la función que requiere de un corte en el momento apropiado para que el infante pueda organizarse psíquicamente y no quedar dependiente y adherido a la madre, lo cual lo conduciría a quedar encerrado de manera simbiótica dentro de ella (Levin, 2012, Octubre).

Cabe aclarar aquí, que madre y mujer no corren por caminos idénticos. Una no implica la otra. Por un lado, la mujer está en relación con lo biótico, con la sexualidad; en cambio, la madre está en relación con lo simbólico, con aquello que fue transmitido psíquicamente de generación en generación, históricamente, y de cuyo resultado se sirvió la madre para legar los atributos maternales y femeninos a su propia hija, o el padre a su propio hijo. Por ello, se infiere que de este interjuego identificatorio, a través de los juegos simbólicos que la niña entable con sus muñecos, es decir, con sus hijos simbólicos, nacerá la potencial función materna; función que en nada coincide con el instinto materno. En otras palabras, el ser padre o ser madre, se llega a ser, según hayan sido las vicisitudes identificatorias y del camino que pudo transitar el Complejo de Edipo. El ser madre, no implica necesariamente ser acreedora de la función materna. Se postula, por consiguiente, la importancia de la madre, o en todo caso, su sustituto, o el que ejerza dicha función en los primeros años de vida, para construir un juego simbólico, de tal manera que instalen en esa niña o niño sus funciones maternas o paternas que se encuentran en forma latente, las cuales implican la psicosexualidad, es decir, la genitalidad y no la mera sexualidad (Gerez Ambertin, 2012, Octubre).

No se centra aquí la atención en lo estimulante sino en lo vivencial, no se prioriza el tener al niño en brazos, sino en el sostener, ni tampoco en el tacto con el niño sino en el "contacto" (Calmels, 2007, p.29); que de estas muestras de afecto, el niño pueda ir desarrollando y descubriendo sus propias percepciones y necesidades así como conocer y reconocer a aquella persona que lo sostiene, lo contiene y alberga, que es su madre (Calmels, 2007).

Referencias

Calmels, D. (2007). Juegos de crianza: el juego corporal en los primeros años de vida. Buenos Aires: Biblos.

Gerez Ambertin, M. (2012). La función materna y sus paradojas: la grieta entre madre y mujer. En Revista Actualidad Psicológica, Año XXXVII, Nº 412, p.2-4.

Levin, I.S. (2012). Función materna: un aspecto del Otro primordial. En Revista Actualidad Psicológica, Año XXXVII, Nº 412, p.13-17.