Breve análisis y reflexiones de Kung Fu Panda II   por Valeria Quiroga                                                                                                         08.01.2014 10:50

Todos, en mayor o en menor medida, somos Paw. Descubrir la paz interior, oír la voz interior o escuchar nuestro inconciente, es lo que nos lleva a poder conocernos mejor, saber quiénes somos y qué misión tenemos en la vida, o mejor dicho, cuál es nuestro deseo.

Distinguir entre lo público y lo privado, es decir, descubrir qué me pertenece a mí y qué al otro, o en palabras de Panda, cuando descubrimos que el problema no está en ti sino en mí, descubrimos la paz interior. En otros términos, es descubrir nuestro verdadero yo, y que pueda actuar libremente, sin conflictos entre las demás instancias psíquicas.

Paw estaba aquejado por visiones, sueños y pesadillas, que bien como intervino la pitonisa, ¿serían pesadillas o recuerdos? Recuerdos que debía dejar fluir, y un modo para conseguirlo era no bloquear la emergencia del recuerdo. La pitonisa allí actuó a modo del analista, interviniendo para que devenga conciente lo inconciente, diluyendo las resistencias para que emerja el recuerdo olvidado, para que salga a la luz aquel saber inconciente, filogenético y primordial (Freud, 1937).

Una vez que se logra alcanzar la paz interior, nada resulta imposible, es decir, una vez que descubrimos nuestro deseo, con seguridad y convicción, nada nos puede detener. En cambio, si continuamos por el camino que creemos hemos elegido por pensar que ya nada tiene solución, o que ya hay para nosotros un destino marcado y no se puede cambiar, entonces, ahí sí, nos podemos encontrar con la derrota.

Paw, al igual que todos los seres humanos, va en búsqueda de su identidad y de dar sentido a su misión en la vida, persigue encontrar el origen de su misión, o, en otras palabras, el camino de su ser interior. Ese era su deseo y nada lo detiene.

Se puede observar la presencia en el Panda de la pulsión de saber, que se podría relacionar con la necesidad de reconocimiento, necesidad de reconocimiento de ser quien es (Freud, 1905). Aquí cumplir con el destino es cumplir con el deseo.

Esta historia nos marca, además, cómo podemos construir otra historia, nuestra propia historia. En textuales palabras: "el comienzo de nuestra historia no la decidimos nosotros, pero el resto de nuestra historia sí" (Kung Fu Panda II, 2011). Por lo tanto, debemos defender nuestra propia batalla. Pero debemos tener claridad de nuestra historia para poder dejar descansar el pasado y construir en miras a un futuro que nosotros elegimos, ahora sí lo elegimos, en el presente, en el ahora. Recién cuando sabemos quiénes y qué somos, así como quiénes no somos ni qué no somos, podemos tener la fuerza, seguridad y convicción par alcanzar nuestro deseo.

Panda nos enseña a encontrar esa paz interior luego de tanto dolor, apela a la resiliencia, y al saber hacer con ese pasado que no nos condena, sino que nos permite ver el presente, disfrutarlo y pelear por él.

Referencias

Freud, S. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas. Vol. VII. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Freud, S. (1937). Construcciones en el análisis. En Obras Completas. Vol. XXIII. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Kung Fu Panda II (2011). Versión electrónica en: https://www.peliculas4.com/ver-kung-fu-panda-2-2011-online-2-3121.html