Algunas consideraciones sobre el proceso de selección de personal                              por Valeria Quiroga                                                                    28.08.2014 14:56

La honestidad y la sinceridad conforman una de las competencias conductuales que se evalúan en el proceso de selección laboral, y que además de tener el significado que le damos usualmente al término, está en relación con el hecho de poder actuar conforme a las normas éticas y sociales en las actividades relacionadas con el trabajo. Definitivamente, la honestidad se valora ampliamente, que por otro lado, si el postulante miente u oculta información, de una u otra manera saldrá a la luz.

Asimismo, consideramos que como profesionales de la salud mental, debemos propiciar un encuentro positivo con el postulante, otorgándole confianza y credibilidad, de lo contrario se estarían introduciendo variables poco deseables dentro del campo de la entrevista.

En base a lo expuesto, cabría la pregunta si todos los profesionales están capacitados para mantener una entrevista laboral. No debemos olvidar que tratamos con personas y no con objetos, y muchas veces una intervención o una interpretación fuera de contexto termina siendo una agresión para el entrevistado.

En cuanto al tema del entusiasmo y la motivación, consideramos que es necesaria y agrega valor a la evaluación de la persona. Nos habla del interés con el cual se presenta el postulante por el puesto ofrecido y por las tareas a desempeñar. En este sentido nos da la pauta que es una persona que se ubica bien en el mundo y dispuesta a enfrentarlo con energía vital.

Compartimos ampliamente la idea que un profesional dedicado a la búsqueda de personal debe, indefectiblemente, tener la capacidad para detectar potencialidades, es decir, las aptitudes, definidas como las posibilidades máximas que posee una persona. En este sentido, debemos tener en cuenta a qué referimos cuando hablamos de "competencias", y no debemos olvidar que las competencias pueden observarse a través de los comportamientos, ya que aquéllas se encuentran en la parte más profunda de nuestra personalidad. Es decir, que si tenemos la capacidad para poder observar dichas competencias, podremos prever o pronosticar el desarrollo de esa persona en un puesto determinado. Esto confirma la hipótesis de que no todos los profesionales están capacitados para mantener entrevistas laborales.

Además, consideramos que la persona dedicada a esta actividad, para poder llevarlo a cabo de una manera ética, debe cumplir ciertos requisitos mínimos personales tales como tener la responsabilidad y el compromiso de mantener una psicoterapia o análisis propio, poder supervisar ciertos casos y la formación permanente. En este sentido, no se debería diferenciar de las reglas fundamentales que tienen los psicoanalistas. Fundamentamos nuestra postura, partiendo de la base que cuando seleccionamos personal nos adentramos en el campo profesional de la Psicosociología Laboral, por ende, de la salud mental, y una de las definiciones de la salud es la capacidad que tiene una persona para amar y trabajar. Si nos enfocáramos más en esta definición, quizás, distinta sería la suerte que corren algunos postulantes en las entrevistas laborales.

Creemos que la sobrevaloración por parte de las consultoras de la toma de tests indiscriminados, en desmedro de la observación clínica, surge por una imposibilidad por parte del entrevistador. Dicha imposibilidad radica en carecer de una sólida identidad que le permita saber quién es y cuál es su auténtica labor, y en consecuencia, se escuda detrás de las técnicas para no enfrentarse al sistema comunicacional, como si los tests constituyeran en sí mismos el objetivo del proceso psicodiagnóstico, y se "mal" utilizan como un escudo entre el profesional y el entrevistado, a fin de evitar el surgimiento de pensamientos y sentimientos que pueden movilizar afectos sin estar preparados para ello (Efron, Fainberg, Keiner, Sigal y Woscogoinik, 2010). ¿Cómo se puede conocer a la persona que tenemos enfrente, si nosotros somos los primeros que huimos, y ponemos obstáculos a la comunicación y al vínculo, que además, debe ser bidireccional?

Por el contrario, postulamos que si nuestra tarea es conocer y comprender la historia de nuestro entrevistado, el único camino que nos conducirá a dicho puerto es bregar por la comunicación y por el acercamiento generando un buen vínculo, por respeto y consideración al ser humano.

Referencias

Efron, Fainberg, Keiner, Sigal y Woscogoinik. El proceso psicodiagnóstico. En Siquier de Ocampo, M.L., Garcia Arzeno, M.E., Grassano E., y Colab. (2010). Las técnicas proyectivas y el proceso psicodiagnóstico. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.